El faro de Alejandría


Hay barcos que navegan siempre a favor del viento, pero sólo aquéllos que saben capear los temporales y despliegan sus velas hacia lo desconocido arriban libres a puerto.

domingo, 8 de abril de 2012


¿CÓMO ENFOCAR UN COMENTARIO CRÍTICO SOBRE BODAS DE SANGRE?

SUGERENCIAS PARA EL COMENTARIO CRÍTICO DE BODAS DE SANGRE, FEDERICO GARCÍA LORCA:

Las ideas que quedan aquí expresadas son de carácter orientativo. Cada comentario puede elaborarse desde distintas perspectivas igualmente válidas y certeras. Lo importante es “razonar” y, a partir de las perspectivas seleccionadas, alcanzar una conclusión personal. Planteamos claves que pueden desarrollarse atendiendo al manual Cómo se hace un comentario de texto, Berenice,2009.

REFLEXIONES SOBRE BODAS DE SANGRE:

Bodas de sangre participa de las claves simbólicas de buena parte del teatro de Federico García Lorca (el caballo como símbolo de la pasión, el jinete como elemento de la racionalidad que trata de controlarla, la anticipación dramática a modo de coro griego con los leñadores, la luna, la muerte…). En este caso, el ceder a la pasión amorosa (la novia y Leonardo), el ceder a los impulsos irracionales -caballo desbocado- es el desencadenante de la tragedia. Tenemos, por un lado, el dar rienda suelta a nuestros sentimientos y anteponerlos a cualquier norma establecida; por otro, la propia norma social que debe ser respetada y cuyo principio de autoridad viene representado en la obra por los padres, custodios del continuismo de las tradiciones impuestas. Entre ellas está la honra, un tema muy explotado en nuestro teatro del Siglo de Oro, que será el desencadenante de la tragedia en esta historia.

Las siguientes reflexiones pueden ayudarnos a orientar nuestro comentario crítico: el ideal sería vivir en una sociedad que posibilitara el desarrollo del individuo en libertad, pero ¿es esto posible hasta sus últimas consecuencias?; ¿hasta dónde llega la libertad del individuo? A medida que vivimos tomamos decisiones en el ejercicio de nuestra libertad (estudio una carrera, contraigo matrimonio, vivo en una ciudad, etc.), y con ellas profundizo en una opción vital y excluyo otras posibilidades que en su momento tuve. El problema surge cuando de estas decisiones derivan responsabilidades frente a terceros. En el caso de la obra, ¿en qué situación quedan la mujer y el hijo de Leonardo una vez consumada la fuga? Si no adoptáramos decisiones, equivaldría a no vivir, a negarnos la posibilidad de explorar las vivencias que nos ofrece la propia vida. Parece que no puede existir libertad sin responsabilidad, el elegir un camino implica ser capaz de asumir sus consecuencias.

Parece inevitable, pues, que para vivir en sociedad debamos acatar unas normas, aunque éstas sean mínimas, que regulen nuestra convivencia. Estas normas pueden ser legales –prohibición del botellón- o pueden ser consuetudinarias –impuestas por la fuerza de la costumbre, por ejemplo, el luto en La casa de Bernarda Alba-. ¿Debemos supeditar esa parte de libertad a favor del bien común? ¿Quién decide qué es el bien común? O, por el contrario, ¿consideramos la libertad individual como un bien irrenunciable? Para verlo más claro, podemos llevar el planteamiento a un ámbito más cercano a nuestra experiencia vital: ¿existen normas en la familia?; ¿debe o no haber una hora de llegada y de salida?; ¿pueden exigirnos dedicar parte de nuestro tiempo a las responsabilidades compartidas?

Por otra parte, no siempre las leyes o normas sociales han sido positivas. Lorca está más próximo a este planteamiento: Mariana Pineda muere por defender la libertad; Adela, la hija de Bernarda, no puede sufrir el encierro del luto en silencio, acaba suicidándose; el novio, y junto a él su estirpe, se ve abocado al sacrificio por un concepto trasnochado de “honra” y “honor”, en Como agua para chocolate la protagonista tiene que renunciar a su amor, su matrimonio y su futuro por ser la hija menor y heredar la obligación de cuidar de la madre, etc. ¿Cómo debemos actuar ante estas circunstancias? ¿Hemos creado una sociedad que impide con sus normas la realización personal del individuo?

Lorca centra esta injusticia en la mujer, protagonista central de sus obras dramáticas (Yerma, Adela, Martirio, Bernarda, la novia, Mariana Pineda…) y, en la época en que se escriben, la situación social de la mujer tanto por leyes como por convencionalismos sociales se presta a elevarla a símbolo del individuo reprimido –como los serán los gitanos en su Romancero-, pensemos en el hecho de que no pudieran votar en unas elecciones, o que no pudieran tener bienes a su nombre, o que no se les permitía socialmente fumar o beber, o que se las condenaba socialmente por tener un embarazo fuera del matrimonio, y no hablemos del doble rasero aplicado para el adulterio en el hombre y en la mujer durante siglos; esta ansia de libertad y la condena a las normas sociales injustas que lacran al individuo condenándolo ¿se han superado o podemos verlas aún funcionando como prejuicios arraigados en la sociedad actual? –pensemos en los inmigrantes, en los homosexuales, en la mujer, etc.- Por último, los filósofos de todos los tiempos –excepto quizás Nietzsche- nos han advertido contra las pasiones y son, precisamente, las pasiones el eje de las tragedias clásicas: el deseo irrefrenable, el amor prohibido, los celos, la envidia, etc. Ahí tenemos a Edipo, Electra, Otelo, Antígona… ¿Por qué? Sin embargo, hay una diferencia esencial entre la función del desenlace en la tragedia clásica y en los dramas de Lorca. En la tragedia clásica, la muerte es necesaria para que tenga lugar la “catarsis”, para que el espectador elimine de su alma la pasión simbolizada en el protagonista. Muertos los celos, salgo del teatro purificado espiritualmente, mejor de lo que entré. Por eso la muerte es necesaria. En el teatro de Lorca, en cambio, asistimos a un drama, la muerte de los protagonistas suele ser injusta y cruel. El novio debe morir o condenarse en la defensa de un concepto anticuado de honor y honra impulsado por su madre –la fuerza de la tradición social que se impone al individuo- , Mariana Pineda muere por defender la libertad… Lorca reivindica la justicia a través de estas muertes, el sentido común y la cordura. Salimos del teatro en tensión, en rebeldía, deseosos de participar en esa transformación social que se deja sentir como imprescindible, tratando de evitar que esas situaciones, esas muertes, vuelvan a producirse. Para el estudio de los personajes, el resumen y la estructura de la obra, te recomiendo que visites estas páginas:
http://www.rinconcastellano.com/sigloxx_27/lorca_bodas_act.html

Estoy seguro de que extraerás ideas interesantes.

José Carlos Aranda Aguilar

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